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Esta semana todos los ojos están puestos en la reunión prevista para el jueves del Banco Central Europeo.
En cierta manera es una reunión histórica, pues es previsible que veamos la primera subida de tipos de interés desde el 2011. Aparte de lo histórico de esta reunión, es muy notable el fin de una era de política monetaria que ha estado marcada por tipos de interés muy bajos.
Como consecuencia de estos tipos de interés bajos en los últimos tiempos, el Banco Central Europeo se ha visto abocado a usar otras herramientas como la compra masiva de activos, que ha venido llamándose "Quantitave Easing".
En estos momentos, la presión en el estamento europeo es alta por los niveles de inflación, (un 9.1% YoY en la Eurozona), la debilidad del euro frente al dólar y la reciente crisis política en Italia.
Salvo sorpresa, se espera una subida de +25 puntos básicos, pero no está para nada descartado un posible movimiento de +50 puntos básicos, pues hay margen para ello. De no hacerse ahora, la presión pasará a la reunión del Banco Central Europeo prevista para el mes de septiembre. No obstante, la reunión de este jueves tiene otro gran aliciente, ya que podrían anunciarse algunos detalles del plan anti-fragmentación en el que se está trabajando en Frankfurt.
En su esencia, este plan busca minimizar el impacto en los diferenciales de aquellas economías más débiles de la Eurozona, con respecto a las más sólidas y estables.
Lo que sí parece claro es que, tanto la decisión en política monetaria como el plan anti-fragmentación irán muy de la mano, tanto en su posible contundencia como en su levedad.
Lo más probable es que el Banco Central Europeo anuncie un programa de compras selectivas e ilimitadas en el tiempo, solo en determinados países que cumplan una serie de condiciones fiscales, entre otras de diversa índole. Con esto se busca no incrementar innecesariamente el balance del Banco Central en un momento en el que, tanto la FED como el BCE, abogan por reducir drásticamente el tamaño de sus balances.
Sin embargo, no parece haber consenso con respecto a la cantidad de detalles que pudieran venir del Banco Central. Pudieran llegar ligeras señales o declaraciones de intenciones, o bien un cierto anuncio parcial de las medidas que se completaría con total precisión a posteriori.
En cualquier caso, parece claro que se intentará minimizar las posibles influencias en el mercado, máxime en un momento en el que uno de los países de la Europa periférica, como es Italia, atraviesa una crisis gubernamental de cierto calado.
Desde la división de Renta Fija de Beka Finance, creemos que los posibles anuncios sobre el plan de anti-fragmentación, de concretarse, pudieran tener más efecto a corto plazo que las subidas de tipos de interés per se, pero solo el tiempo dirá.