Llegados a este momento del año, ya podemos mirar a 2022 con algo de perspectiva. El año pasado ha sido, sin duda alguna, un año de cambios radicales en los mercados financieros y hemos abandonado de una vez por todas ese “mundo de tipos al 0% o negativos”.
Casi sin quererlo, los grandes protagonistas han sido los Bancos Centrales de todo el planeta que han tenido que hacer frente a dos factores: el primero, iniciar una política monetaria contractiva para intentar bajar los enormes niveles de liquidez existentes. Y segundo, lanzar una lucha sin cuartel para controlar unos niveles de inflación y alza de precios no vistos desde la segunda guerra mundial.
Todos estos años de "Quantitative Easing" y de compra de activos, cuando los tipos estaban al cero, (y la política económica tradicional por tanto agotada), han dejado una herencia de economías recalentadas, excesos de liquidez y, la causa más inmediata, un alza descontrolada de precios.
En 2022 todo cambió y los bancos centrales abandonaron repentinamente su aparente inacción en tipos y comenzaron a subir el precio del dinero. Estas subidas históricas han sido contundentes, constantes y han marcado mucho el devenir de los mercados en todo el calendario del año pasado.
Este año los deberes pendientes parecen, a priori, algo menores a tenor de que los datos de inflación arrojan ya una cierta tendencia descendiente, y también a un hecho del que parece haber cierto consenso en los mercados: la mayor parte de las subidas pueden haberse hecho ya. Este segundo factor, si bien no es completamente seguro, parece bastante probable siempre y cuando los datos de precios sigan dando valores cada vez menores. Toca, por tanto, seguir mucho los datos macroeconómicos en este 2023, y no solo los de precios, sino los de crecimiento económico y empleo. Recordemos que el presidente de la FED, Jerome Powell, en uno de sus últimos discurso dijo que seguiría muy de cerca los datos de empleo en EE. UU., para asegurarse de que la economía no sigue una tendencia de ultra bonanza que propiciaría más subidas y en mayor cuantía.
En Europa, las tensiones bélicas y energéticas entran también en la ecuación del Banco Central Europeo y el margen, por tanto, para subir los tipos de interés es menor que en otras áreas económicas. Si se está siendo riguroso, también en el viejo continente, a la hora de disminuir la compra de activos y la senda de reducción del balance del banco central no ha hecho más que iniciarse.
Vemos, por tanto, varios elementos que nos hacen pensar que los mercados de deuda van a reabrirse con algo de fuerza en este 2023. Por un lado, la posible finalización o ralentización de las subidas de los tipos de referencia, que propiciará a los inversores un panorama más claro y unas expectativas más ciertas de cara a la inversión. Y, por otro lado, la menor intervención de los bancos centrales en la recompra de activos ha de repercutir gradualmente en los mercados financieros aumentando la liquidez, la negociación y la oferta.
No olvidemos que es difícil plantearse inversiones en un entorno como el del año pasado, en el que los tipos suben y suben, y los precios solo bajan. Si bien, este ciclo no ha concluido del todo, sí podemos pensar que pudiera llegar a su fin hacia la mitad de este año. Factores como la enorme cantidad de nuevas emisiones lanzadas al mercado (+25.5% YTD más que en 2022), las rentabilidades tan atractivas que ya se alcanzan en multitud de activos Investment Grade y Crossover y el mejor tono que presenta la liquidez en los mercados, van a influir muy positivamente.
¿Qué puede faltar entonces para ser plenamente optimistas? Pues que sigan llegando buenos datos macroeconómicos, que los índices de crédito, previsiblemente, se normalicen aún más con respecto a los máximos de 2022 y que las subidas de tipos acaben despejando de forma más clara el futuro prometedor que creemos que afrontarán los mercados de renta fija en 2023.
¿Qué ocurrió en 2022?
«"Quantitave Easing" y el fin de una era de tipos de interés bajos en Europa (bekafinance.com) y el fin de una era de tipos de interés bajos en Europa en 2022»
Artículo «¿Por qué esperamos la reapertura de los mercados de Renta Fija en 2023?» publicado en el diario económico El Economista (prensa escrita).