El escenario base para 2024 es el de una recesión global y una inflación por encima de los objetivos de los Bancos Centrales. En este escenario, los bancos centrales bajarán tipos, pero mantendrán altos los tipos de interés durante más tiempo de lo que espera el mercado.
“Existe la certeza de que el control de la inflación permitirá bajar rápidamente los tipos de interés y este efecto evitará un gran empeoramiento del mercado, pero la realidad es que estamos muy avanzados en el deterioro macroeconómico”, ha explicado David Azcona, Chief Economist de Beka Finance.
En este contexto, el período de tiempo en el que los tipos de interés se mantendrán altos y el nivel de fortaleza del consumidor serán los que dictarán cuándo aparecerá y cuál será el alcance de la verdadera recesión. Hay un optimismo actual que radica en la inflación más baja y los tipos de interés más bajos. En las economías desarrolladas, la inflación se mantendrá en niveles en torno al 3,5%, lejos de los niveles objetivos del 2%. Tanto la Reserva Federal de EE.UU., como el Banco Central Europeo sólo llevarían a cabo recortes de 50 puntos básicos a partir de mediados del 2024, por lo que terminarían 2024 con tasas de referencia en niveles del 4%. Pero esperamos como máximo dos recortes de 25 pbs para el 2024, no de 125 pbs como descuenta el mercado en la Eurozona.
"Creemos que es cuestión de tiempo que estas condiciones aparentemente más duras creen problemas en la transmisión de la liquidez”, declara nuestro Chief Economist.
De acuerdo al análisis histórico del endurecimiento monetario y otras recesiones a lo largo de los años, la caída de la actividad económica y el mayor pico de volatilidad llegaría en la mitad de 2024, dado que el presente ciclo de subidas dio inicio en la primavera de 2022.
Además de la inflación, otros pivotes que condicionarán a los bancos centrales en sus decisiones de política monetaria y, en consecuencia, a toda la economía, se centrarán en la evolución de los salarios y las tasas de desempleo, que previsiblemente resistirán y apoyarán la idea de una política monetaria más dura.
Principales riesgos y oportunidades
Dentro de los problemas que el propio crecimiento atesora, existen riesgos de cola a los que estar atentos. La banca regional de EE.UU., el sector inmobiliario chino, la escalada de las tensiones bélicas y el aumento de la morosidad, son algunos de los elementos adicionales a vigilar.
“Los riesgos para la estabilidad financiera podrían agudizarse por la falta de apoyo fiscal público. De no atender a planes de austeridad los temores sobre las finanzas públicas aumentarán”, afirma David Azcona.
En el corto plazo, también se podrán ver que cuestiones técnicas de demanda de nuevas inversiones y oferta de producto, pueden hacer que la bonanza temporal aguante.
Estrategia de inversión
En renta variable, dada la probabilidad de una ralentización económica y las políticas monetarias cambiantes, los sectores defensivos emergen como opciones atractivas para los inversores.
“Estos sectores suelen ser menos sensibles a las fluctuaciones económicas, y en un escenario de recortes de tipos de interés, podrían beneficiarse de una mayor estabilidad de ingresos y una reducción en los costes financieros”, sostiene José Miguel Fernández, analista senior de Beka Finance.
Además, a largo plazo lo más recomendable es evitar la exposición a renta variable estadounidense.
Por sectores, sobre ponderamos el tecnológico, que continúa dominando el mercado debido a su capacidad de sobrevivir al ciclo económico actual; el sector financiero, que se beneficia de unos tipos de interés altos; y el de materias primas. Además, como oportunidad estratégica el sector salud sigue siendo atractivo gracias a los beneficios potenciales del envejecimiento demográfico, las valoraciones y el aumento del gasto sanitario.
Entre algunas empresas recomendadas se encuentran: Sanofi, en el sector farmacéutico, Novo Nordisk en el tecnológico, así como empresas de la industria de semiconductores por el papel que ejercerá de cara a la Inteligencia Artificial (IA) como Infineon o Nvidia (aunque esta última presenta valoraciones demasiado caras), empresas del ámbito de la ciberseguridad como la californiana Palo Alto, Thales en el sector de la defensa y la aeronáutica y finalmente dentro del sector financiero español BBVA y Banco Santander.
Aunque los costes de financiación, por una política monetaria más suave, y los costes laborales (por una desaceleración del mercado laboral) se vieran reducidos, es probable que no se vea compensado por el lado de las ventas y de los ingresos de las empresas, por lo que es esencial actuar con cautela ante todo.
La gran noticia para los inversores es que ahora contamos con herramientas capaces de beneficiar a las carteras sin tener que caer en el error de aumentar el perfil de riesgo. Y dichos beneficios estarán por encima de donde esperamos que se sitúe la inflación en el medio plazo. Los mercados de renta fija, por su parte, ofrecen oportunidades de compra, pero las ganancias no deberían de venir de la parte de precios, sino del propio “cupón” de los bonos en estos niveles. Así, priorizamos la inversión con criterios de alta calidad y con una duración de 4 años. “La recesión debe hacer subir las primas en renta fija corporativa”, argumenta Fernández.
Respecto a la inversión en activos alternativos, estamos ante una de las mejores oportunidades en años. 2024 debería ser el año en el que el peso de esta clase de activos aumente hasta niveles objetivo de largo plazo, próximos al 20%, en las carteras de los inversores.
“La compra de añadas coincidentes con momentos controvertidos con el crecimiento han resultado exitosas a futuro, por los ajustes del precio”, argumenta Azcona.
Por último, en el mercado de divisas prevemos un nivel para el Euro de 1,10 USD.
Si quieres más detalles y escuchar la entrevista realizada por Capital Radio, haz click aquí.
Y la intervención de David Azcona, en Negocios TV, en el que resume su visión para el 2024.