En los últimos años, especialmente desde el año 2007, el sector financiero a nivel global viene experimentando una profunda transformación. Podríamos decir que la crisis que se inició en Estados Unidos y se extendió al mundo emergente en 2008, fue el desencadenante de un proceso acelerado de cambio, en el que la tecnología ha sido la protagonista. La última década ha dejado claramente obsoleta la famosa afirmación de Paul Volcker, expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, en la que hacía referencia a que la única innovación financiera útil de los últimos 40 años había sido el cajero automático.
La simultánea madurez de potentes tecnologías (como big data, la inteligencia artificial, blockchain, internet of things, etc.) ha permitido el desarrollo de productos y servicios cuyo origen ha tenido lugar, en muchos casos, fuera de la banca tradicional y dentro del espacio que hemos acuñado como FinTech. El desarrollo de las FinTech ha generado compañías que han crecido sustancialmente en tamaño. Se estima que actualmente existen casi 70 compañías FinTech que han logrado la calificación de "unicornios", es decir, compañías que han obtenido una valoración en su última ronda de financiación por encima de los mil millones de dólares. Dada la naturaleza de las FinTech, como compañías generalmente dentro de la categoría que conocemos como startups o compañías de nueva creación, resulta natural que entre algunos de los grandes hubs de emprendimiento FinTech que han surgido a nivel mundial, destaquen mercados como Estados Unidos, Reino Unido, Australia o Singapur, donde los ecosistemas de emprendimiento son especialmente avanzados, y donde abunda el capital disponible, tanto para las fases semilla, como para fases posteriores de venture capital. Por otro lado, dentro del mundo emergente, por sus particulares circunstancias, y especialmente por la escala de sus mercados internos, destaca el surgimiento y espectacular crecimiento de las FinTech en China, y en algo menor medida, en India.
La simultánea madurez de potentes tecnologías ha permitido el desarrollo de productos y servicios cuyo origen ha tenido lugar, en muchos casos, fuera de la banca tradicional y dentro del espacio que hemos acuñado como FinTech
Ahondar en los factores que hoy pueden favorecer, o que en determinadas circunstancias pueden representar cuellos de botella, para el desarrollo de emprendimientos FinTech, requiere un análisis algo más en profundidad de cada mercado y de la situación social y económica global. En este punto, conviene hacer referencia a cómo la actual crisis global, en la que estamos inmersos a causa de la pandemia de la COVID-19, ha abierto una serie de reflexiones importantes sobre nuestros hábitos como consumidores, y especialmente sobre aquellos comportamientos que vamos a modificar de manera estructural, incluso cuando aparezca una vacuna o un tratamiento que permita controlar la enfermedad, y volvamos a la ansiada “normalidad”.
Desde marzo de este año, la protección frente a la enfermedad causada por el coronavirus ha llevado a que establezcamos en prácticamente todos los países estrictas reglas de distanciamiento social. En este contexto, y gracias a los avances tecnológicos existentes, las empresas han acelerado su digitalización para adaptar su producción, distribución y venta a un entorno en remoto. Igualmente, los consumidores y trabajadores han tenido también que adaptarse a operar en una economía “sin contacto”. No cabe duda de que este esfuerzo de adaptación, y la digitalización que está trayendo consigo, así como muchos de los nuevos hábitos adoptados, no desaparecerán cuando recuperemos la necesaria proximidad social.
Un mundo más conectado
En primer lugar, nos encontraremos con un mundo mucho más conectado. El acceso a internet se ha acelerado en los últimos años, alcanzando ya a más de 4.000 millones de personas; la inversión en infraestructura de telefonía móvil permite hoy cubrir el 97% de las áreas pobladas; y el número de suscripciones de telefonía de banda ancha se acerca ya al número total de habitantes en el mundo.
Se acelera el uso de medios de pago vs. el uso de dinero físico
En segundo lugar, el miedo a un posible contagio por la permanencia del virus en las superficies ha desplazado el uso del dinero físico, acelerando el uso de medios de pago que utilizan tecnología que permite el pago sin contacto(fundamentalmente NFC y códigos de barra). Adicionalmente, el número de sitios que admiten el pago a través de criptomonedas no ha dejado de crecer, si bien todavía no permiten un uso masivo de ellas como medio de pago generalmente aceptado.
El comercio electrónico se ha convertido en la única alternativa para acceder a la compra de bienes de consumo
En tercer lugar, durante el periodo que ha durado el confinamiento, el comercio electrónico se ha convertido en la única alternativa para acceder a la compra de bienes de consumo. Muchas familias han experimentado por primera vez las ventajas de la compra online en términos de eficiencia y comodidad. Sin duda, será un hábito que, una vez probado, mantendrán en combinación con la experiencia física.
Servicios de alta calidad en remoto
Finalmente, la situación creada por la pandemia ha acelerado la transformación de verticales de negocio completas hacia la provisión de servicios de alta calidad en remoto, por ejemplo, en educación y telemedicina o, de manera más general, hacia una organización en la que toda la estructura laboral pueda teletrabajar de manera eficiente.
Todos estos cambios abren enormes potenciales de desarrollo a las empresas FinTech
Desde un mayor acceso a la necesaria infraestructura, hasta el incremento del comercio electrónico o los nuevos verticales de negocio en remoto; muchos de éstos tienen como puerta de entrada el uso por parte de los consumidores de servicios financieros a través del móvil, como medio de pago. Conviene recordar que en todos los mercados, la vertical que más concentra las FinTech es la de pagos.
Se abre, en definitiva, un prometedor campo de oportunidad para las FinTech. Sin embargo, no debemos olvidar que la mayoría de las soluciones FinTech tienen su origen en compañías startups, y que éstas precisan, no sólo de la oportunidad de negocio, que existe, tal y como hemos descrito, sino también de ecosistemas de emprendimiento que favorezcan su desarrollo en un entorno de seguridad jurídica, con un marco fiscal adecuado y con un acceso a financiación en condiciones que permitan su crecimiento y escalabilidad. Si se quiere materializar todo el potencial que las FinTech pueden proporcionar a las economías, ahora más que nunca, es necesario reforzar la apuesta por el emprendimiento, en beneficio de un desarrollo económico inclusivo.
La mayoría de las soluciones FinTech tienen su origen en compañías startups: Es necesario reforzar la apuesta por el emprendimiento.
Luis Maldonado - Consejero de Beka Finance