Cuando uno ve el tipo de productos que están triunfando en la oferta de muchas entidades, le vienen recuerdos del pasado. En 2013 y 2014, en plena reestructuración bancaria española y después de haber vivido la crisis de la deuda soberana europea, los fondos de rendimiento objetivo y fondos a vencimiento eran unos de los activos más vendidos en ventanilla. En realidad, podemos meter ambos tipos de productos dentro del mismo cajón, al tratarse de vehículos financieros que se dedicaban a comprar mayoritariamente esa deuda soberana, que fuera de nuestras fronteras era poco apetecible, a tipos altos, con el objetivo de mantenerla en un tiempo fijo y ofreciendo de manera no garantizada una TAE próxima al 2%. Con tipos que en el 2013 tocaban máximos del 3% para el bono español a 3 años, se confeccionaron muchos de estos fondos con el “tirón” comercial de poder batir a la inflación (que se desplomaba en un año del 2% al 0%). Eran una alternativa a los depósitos “estigmatizados” que pagaban un 2% TAE a 12 meses y aprovechaban que el miedo había mandado a la prima de riesgo al alza frente a los bonos alemanes que rentaban 0.5% y hacían sensato incluso pedir prestado para su compra dado que teníamos al Euribor al 0.60%.
En el 2022/2023, tras haber asistido a alzas que han llevado el tipo de la facilidad de depósito del BCE al 3.25% (desde niveles negativos), teniendo el Euribor a 12 meses al 3.79%, observando poco interés bancario de pagar por nuestros depósitos, contando con inflaciones del 4%, y con rendimientos de la renta fija de alta calidad a 3 años oscilando desde octubre del 2022 entre el 3.75% y el 4.70%, es normal que las entidades hayan vuelto a ofrecer este tipo de fondos de inversión. Es como si siempre que asistimos a un repunte de tipos se produjera una misma pauta comercial. Ante expectativas de inflación para España próximas al 4% para el 2023 y del 2.3% para el 2024, el inversor más conservador necesita alternativas que le permitan preservar el capital (aunque sea “empatar”). Y las entidades han atendido dicha demanda vía esta tipología de fondos, capturando las alzas de tipos e intentando saltar por encima de la “calamidad”, que supuso en el 2022 ver diariamente la caída del valor liquidativo de los fondos de renta fija.
Pero existen claras diferencias entre lo visto en 2013/2014 y lo que las distintas entidades ofrecen ahora. Los plazos a los que se ofrece la contratación de estos productos siguen oscilando entre los 2 y 3 años, sin embargo, hemos visto el lanzamiento de fondos de vencimiento próximos a 5 años. Los mimbres con los que se confeccionan son muy diversos. Antaño y también ahora, vemos fondos que deciden explotar la deuda del gobierno comprada a TIR del 3% para ofrecer a los clientes una TAE del 2%, una vez descontadas las comisiones. Pero existen muchos otros fondos que se han decidido por capturar el valor que tiene la deuda corporativa para tener tires implícitas a vencimiento superiores, observando niveles del 5.7%/5.90%. Como comúnmente se dice, “no se dan duros a peseta”. La diferencia en rentabilidad de unas y otras posibilidades, hoy más que nunca con curvas planas a partir de ciertos años, reside en la calidad del crédito con el que los gestores han decidido “pasar el resto de la vida del producto”. Los que menos rentabilidad ofrecen se aproximan a ratings de las agencias de crédito de A- y los más “golosos” tienen una calidad próxima al BB/BBB-. Con lo que diríamos que, en plazo y diversidad de activos, hemos ganado variedad. Pero donde más ha ganado el participe ha sido en comisiones. Se ha acabado con la barbarie que suponía cobrar por este tipo de ideas comisiones de gestión anuales que oscilaban entre el 0.6% y el 2%. Ahora, el cliente que decide quedarse a vencimiento, continúa estando protegido por comisiones de compraventa durante la vida del activo del 5% y goza de comisiones de alrededor del 0.50% en gestión.
Rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras, pero la experiencia del pasado fue grata para todos aquellos que consiguieron invertir en el culmen de oferta de este tipo de activo. Ahora que algunos Bancos Centrales han lanzado el llamamiento de pausa en tipos y los precios de los bonos son inferiores a los que arrancaban en el 2022, puede ser un buen momento de adquisición de este tipo de productos. A sabiendas que no hay ningún tipo de garantía y la capacidad de ganancia dependerá de la pericia con la que el equipo gestor seleccione los activos que conforman la cartera con la que deberemos de convivir por años. Y por ello, es crucial ver las capacidades que en el área de renta fija tenga cada gestora que nos da acceso a su gama de fondos de retorno objetivo y a vencimiento.
Por último y dando un salto en el perfil de riesgo, todo aquel participe que se haya llegado a plantear el verse privado a 3/5 años de su dinero, por una rentabilidad atractiva con la compra a vencimiento, debe mirar la deuda privada con cariño. Es un nuevo escalón en la diversificación de su cartera y un activo que explota la prima de iliquidez, que de manera diversificada y con un buen equipo de gestión, ofrece rendimientos algo superiores al 10%.
Tribuna de opinión para Cinco Días