El inicio del conflicto en Ucrania ha marcado un nuevo compás en las bolsas americanas, después de que, en el preludio del año, el Sistema de Reserva Federal (Fed) enunciase su actitud más contundente hacia la inflación -tipos más altos- e impactase de lleno en los mercados de USA -caídas del S&P 500 o Nasdaq durante los primeros meses del 2022-.
Ahora, Estados Unidos -y también China- se posicionan como unas de las economías más beneficiadas, que sirven como refugio ante el estadillo del conflicto bélico de Ucrania el pasado 24 de febrero y las consecuentes sanciones impuestas por occidente a Rusia, aun cuando las tecnológicas pierden posiciones frente a los fatídicos eventos actuales.
Para comprender este síntoma, escudriñar sucesos pasados que originan este nuevo escenario es de suma importancia, por esta razón, para David Azcona, Director de Inversiones de Beka Finance Private Banking, reparar en pilares macro y de base es «fundamental para entender la menor preocupación relativa en los mercados americanos».
«Al otro lado del Atlántico pudimos observar una mejor y más rápida respuesta de los mercados a las políticas monetarias y fiscales expansivas, que eventualmente dejaron tras de sí un mercado laboral en un buen estado y una cierta mejoría en la fortaleza de las cadenas de suministro», alude Azcona en relación con la recuperación económica de la otra guerra a la que aún nos enfrentamos, la de la COVID-19.
Unos hechos a los que se suma una demanda interna que se mantuvo robusta incluso con «niveles de inflación nunca vistos en décadas».
El viejo continente, el mayor damnificado
En los primeros días del conflicto, la tormenta geopolítica se cernió de lleno en los mercados europeos -aunque el pasado viernes comenzaron a aparecer los primeros paneles teñidos de verde desde el comienzo de la guerra y con perspectivas de crecimiento económico-, debido a una doble vertiente de factores a considerar: proximidad física y mayor dependencia energética de Rusia.
Para Azcona, el peligro derivado de la proximidad física, le hace «susceptible de escalada de tensiones y errores como los que colmaban los titulares (desastres nucleares)», mientras que, la dependencia energética rusa provoca «la ralentización esperada en el consumo europeo dado el impacto previsto en el aumento del precio de la energía y alimentos, que se añadirá a la cesta del consumidor europeo ya hostigado por una inflación no vista en décadas».
Si bien el conflicto está teniendo un impacto global, que esta tendencia en Europa se pueda alargar a futuro depende sí o sí «de cuanto se dilate el conflicto en el tiempo».
En palabras de Azcona, los mercados norteamericanos cuentan con «unas valoraciones menos atractivas, pero con más visibilidad», resultando ser «el lugar indicado donde se debería estar», no obstante, tal y como expone el avance de las bolsas «contamos con un posicionamiento tremendamente negativo que puede darnos gratas sorpresas en la medida que se producen cierres de cortos», por lo que es peligroso a «aventurarse a predecir la duración de esta tendencia».
Desde la casa, Azcona recalca la máxima de «diversificar carteras, no solo por sectores o países, sino por factores o estilos de inversión, ante los hechos vividos en el presente, y evitar sesgos geográficos», es decir no estar solo sobrexpuestos a USA y salir de Europa, ya que los eventos vividos en el presente pueden fomentar la perspectiva de que salir de Europa parezca «lo correcto».
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Equipo de Comunicación Beka Finance.