Cómo medir el nivel de riesgo
El nivel de riesgo a asumir, al llevar a cabo una decisión de inversión, es sin duda el principal factor a tener en cuenta por los inversores. Especialmente en nuestro país, donde los inversores tienen una importante aversión a asumir riesgos, en comparación con otros países de nuestro entorno donde, de forma general y de media, los inversores son algo más tolerantes. Cuando hablamos de riesgo, la principal preocupación debe ser evitar las pérdidas permanentes de capital; es decir, afrontar pérdidas de capital invertido que no se van a poder recuperar de ninguna manera.
Sin embargo, a la mayoría de los inversores les resulta complejo o desconocido medir de forma adecuada el nivel de riesgo de sus inversiones.
Generalmente, asociamos el nivel de riesgo de una inversión en función de su volatilidad.
La volatilidad como medida del riesgo
La volatilidad se ha convertido en la medida de riesgo, por excelencia, en el mundo de las inversiones.
Sin embargo, aunque es un parámetro útil como medida de riesgo, no refleja de forma completa el verdadero riesgo de una inversión. Para aquellos menos familiarizados con el término, la volatilidad es un parámetro estadístico que nos mide las desviaciones de los retornos de nuestra inversión con respecto a su media.
- Una estrategia de inversión cuyos retornos tienen poca variabilidad con respecto a su media, obtendrá un nivel de volatilidad relativamente bajo.
- Un activo o estrategia de inversión que presente una mayor variabilidad en sus retornos a lo largo del tiempo tendrán unos niveles de volatilidad más elevados.
De esta forma, activos con menor variabilidad como la liquidez o los bonos de gobierno presentan niveles históricos de volatilidad relativamente bajos, en torno al 5%, mientras que la renta variable presenta niveles históricos del orden del 20%.
No obstante, es importante recalcar que la volatilidad solo nos aporta información sobre datos históricos.
Por lo tanto, lo que realmente nos muestra la volatilidad es el nivel de variabilidad de una determinada estrategia de inversión en el pasado, pero no nos da ninguna información sobre el futuro o sobre la probabilidad que tenemos de incurrir en una pérdida permanente de capital.
Una forma de intentar predecir la volatilidad en el futuro, y que se utiliza generalmente, es extrapolando los comportamientos pasados de los activos en el futuro; es decir, asumimos que en el futuro nuestro activo se comportará como en el pasado. Sin embargo, sabemos que el futuro es un escenario incierto y, aunque podamos ver algunas similitudes con el pasado, es realmente difícil aventurar el comportamiento y las variaciones de los activos.
Por tratar de hacer una comparación con el día a día, si estuviéramos en un coche viajando por una carretera desconocida, la volatilidad nos mediría la intensidad de las curvas que ya hemos recorrido en nuestro trayecto, pero no nos aporta información sobre las futuras curvas que tendremos que atravesar en adelante o sobre la probabilidad que tenemos de tener un accidente.
Cuando tomamos una decisión de inversión, la clave es mirar siempre al futuro y buscar una relación adecuada entre el riesgo asumido y la rentabilidad esperada, conociendo de antemano que nos movemos en escenarios de incertidumbre.
El pasado nos puede dar una valiosa información sobre qué podemos esperar en términos de rentabilidad y riesgo, pero el resultado final de la inversión siempre vendrá determinado por el futuro.
El tiempo, la mejor medida del riesgo
Realmente, la mejor medida de riesgo que podemos considerar para nuestras inversiones es el tiempo, sobre todo si hablamos de invertir en una estrategia de renta variable.
Si queremos invertir en renta variable, es necesario contar con un plazo de inversión superior a los 5 años si queremos minimizar los riesgos de obtener una pérdida de capital permanente.
- Si tenemos suficiente plazo de inversión y confiamos en una estrategia de inversión consistente y diversificada, nuestra probabilidad de éxito aumenta de forma muy significativa, a pesar de que podamos sufrir variaciones puntuales por el camino.
- Por el lado contrario, si no contamos con plazo suficiente para permitir que nuestra estrategia de inversión se pueda desarrollar, estaremos a merced de los movimientos de los mercados a corto plazo y de la ya mencionada volatilidad.
Tomando datos de la bolsa mundial, a través del índice MSCI World de los últimos 50 años, más del 90% de los inversores que han permanecido invertidos durante más de 7 años han obtenido rentabilidades positivas. Sin embargo, la probabilidad de ganar dinero invirtiendo 1 o 2 años disminuye hasta el 70%. Visto de otra forma, la probabilidad histórica de perder dinero invirtiendo con un plazo de al menos 7 años es inferior al 10% (y continúa disminuyendo con más plazo), mientras que la probabilidad de asumir pérdidas invirtiendo de 1 a 2 años aumenta hasta el 30%.
Para alcanzar el objetivo de rentabilidad en el largo plazo, invirtiendo en una estrategia de renta variable que sea consistente, tenemos que estar preparados para afrontar ciertas curvas en nuestro viaje, pero si tenemos un vehículo adecuado y un conductor profesional, la probabilidad de que lleguemos a nuestro destino de forma satisfactoria será muy elevada.
Desde Beka Finance, nuestro compromiso con todos nuestros clientes es proporcionar a nuestros partícipes un vehículo de inversión adecuado, seguro y de calidad, que además cuenta con una gestión profesional para alcanzar nuestro objetivo de revalorización del capital, de forma sostenida en el tiempo y asumiendo para ello un nivel de riesgo adecuado.
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Francisco Javier Espelosín, CFA – Associate. Equity Analyst. Beka Asset Management