El sector alimentario ha experimentado nuevas oportunidades de inversión. Un cambio de paradigma que no solo se ha visto acelerado por la pandemia del coronavirus, sino por otras variables como la producción alimentaria, que ha experimentado una presión tanto cuantitativa como cualitativa; los cambios de hábitos alimentarios; la falta de recursos naturales -cada vez más limitados-; o la crisis climática.
A ello, hay que sumarle factores como la inflación, la aplicación de nuevas tecnologías, la legislación medioambiental o la nueva conciencia de la salud por el COVID-19, también precursores de esta evolución.
Para Borja de Roda y Borja Menéndez, Consejero Delegado y Director de Inversiones de Private Equity de Beka AM, este telón de fondo ha motivado que «los inversores busquen refugio en otros activos que, pese a ser algo más de nicho, ofrecen una descorrelación importante, además de una rentabilidad atractiva».
Por esta razón, desde Beka Asset Management, focalizan su apuesta en la agricultura, puesto que dentro de esta actividad «el eslabón más primario de la cadena de producción reúne esas características y, además, puede ofrecer un componente muy elevado de sostenibilidad, puesto que las prácticas agrícolas más vanguardistas van encaminadas a implementar modelos productivos que fomenten la economía circular, la neutralidad carbónica del proceso y el uso de energías renovables».
La gestora de Beka Finance, persigue este cometido desde el fondo de inversión Beka & Bolschare Iberian Agribusiness, el primer fondo de capital riesgo (FCR) sostenible en España y uno de los pocos vehículos de inersión más adecuados al sector alimentario. Principalmente, desde la gestora apuntan que este nicho presenta «una oportunidad más relevante, puesto que en España y Portugal gozamos de unas condiciones privilegiadas, por geografía y clima, para desarrollar esta actividad».
Asimismo, otra de los motivos de Beka Asset Management para estructurar este instrumento de naturaleza agrícola fue «el interés que hace dos años despertó el caso del almendro entro los miembros del equipo, al ser un producto que «goza con un patrón de demanda a nivel global muy sólido, con crecimientos de doble dígito durante los últimos 10 años, cuyos usos secundarios están creciendo (productos cosméticos o bebidas) y sobre cuyo precio somos optimistas en el largo plazo», apunta Borja de Roda.
Un fondo ESG adherido al artículo 9 del SFDR
El fondo de capital riesgo Beka & Bolschare Iberian Agribusiness está centrado en cultivar, cosechar y vender almendra, además de desarrollar actividades productivas relacionadas con el aceite de oliva, no obstante, próximamente comenzará a desarrollar cultivos eficientes de avellana y aguacate.
Su actividad consiste en comprar o arrendar fincas con el objetivo de desarrollar nuevos cultivos -no invierte en compañías ya establecidas- y ocasionalmente, arrendar cultivos ya existentes con el objetivo de optimizarlos mediante un modelo de gestión agronómico, ya que desde la gestora consideran que «está a la vanguardia de los estándares actuales».
Por geografía se centra sobre todo en la mitad oeste de la Península Ibérica, sin embrago, dada la variedad climática de la que gozamos se plantea el desarrollo de diferentes cultivos en «prácticamente cualquier región», dado que, en ese sentido, «España y Portugal tienen una posición privilegiada que hemos de saber aprovechar».
Si bien, España es uno de los países más potentes para esta tarea, actualmente, Beka AM también visualiza el nacimiento de un asset class en Europa que «gozará de mucho recorrido» y que, paulatinamente, «será más popular en las carteras de inversión por sus bondades desde un punto de vista de diversificación, generación de dividendos, rentabilidad atractiva y sostenibilidad».
Puedes acceder a la colaboración de Borja de Roda y Borja Menéndez para el artículo “Nuevas rentabilidades del apetito” de la revista Actualidad Económica de El Mundo (20/02/2022) en formato prensa escrita.
Equipo de Comunicación Beka Finance.