Desde hace unos meses, estamos dándole vueltas a las implicaciones de las decisiones de los diferentes bancos centrales en un entorno macroeconómico cada vez más complicado, con la recuperación económica en entredicho y una inflación no vista desde hace décadas.
Las decisiones de política monetaria afectan directamente a nuestras carteras de inversión, por lo que el seguimiento del mensaje y de las medidas concretas llevadas a cabo por los bancos centrales son seguidas muy de cerca por parte de la comunidad inversora.
Una primera variable que debemos tener en cuenta a la hora de analizar las decisiones de los bancos centrales es conocer cuál es su misión u objetivo final.
En la mayoría de los casos, el mandato que reciben es el de conseguir la estabilidad de precios (controlar la inflación), como en el caso del Banco Central Europeo (BCE), cuyo único objetivo teórico es esa estabilidad de precios. Sin embargo, en el caso de la Reserva Federal americana (Fed), a la estabilidad de precios se le añadió hace un tiempo el objetivo de favorecer el pleno empleo. Por lo que todas las acciones de las autoridades monetarias deberían ir encaminadas a perseguir dichas metas y, en el momento actual, es el de reducir la alta inflación.
Tipos de política de monetaria y sus efectos
Haciendo un resumen muy breve podemos hablar de dos tipos de políticas monetarias: políticas expansivas -aumentan la cantidad de dinero en el sistema y/o bajadas de tipos de interés con el objetivo de estimular la inversión y el crecimiento económico- y políticas restrictivas -reducen la cantidad de dinero y/o incrementan los tipos de interés con el objetivo de reducir la inflación y conllevan a un enfriamiento de la economía-.
Cuando se habla de un tono hawkish se hace referencia a una política monetaria más restrictiva, por el contrario, hablar de un tono dovish se refiere a una política más expansiva.
Las decisiones de política monetaria impactan en todos los tipos de activos, acciones, bonos, inmobiliarios, etc., tardando más o menos en afectar en los mismos.
En el caso de los mercados públicos, tanto de bonos como de acciones, su impacto es claramente visible y además de manera extremadamente rápida, reaccionado en el momento que se dan a conocer por parte de los diferentes bancos centrales sus previsiones y posibles actuaciones, no obstante, en el resto de activos no cotizados los efectos suelen tardar más en llegar.
En el caso de los bonos, políticas monetarias restrictivas con subidas de tipos de interés afectan negativamente a su precio, al aumentar la tasa de descuento y ser menos atractivos los bonos ya emitidos. Por su parte, en el supuesto de las acciones, el impacto no es tan claro, ya que el aumento de los tipos de interés implica una subida de la tasa de descuento de los flujos de caja futuros y solo, por el efecto de las matemáticas, el precio de las acciones debería caer.
Existen otros muchos factores, dado que su precio depende mucho de las previsiones económicas, por lo que si se producen subidas de tipos como consecuencia de una menor incertidumbre económica, esa menor incertidumbre debería tener un efecto positivo sobre su precio y, al contrario, una reducción de estímulos y subidas de tipos suele llevar a un enfriamiento de la economía. Si esta se enfría, las empresas lo notarán en sus cuentas de resultados y expectativas de crecimiento, por lo que el efecto en precio sería negativo.
Independientemente de lo anterior, la lectura que realiza el mercado no suele ser simple, sino que tiene en cuenta multitud de datos y factores, tratando en cada momento de poner en precio las expectativas de lo que va a suceder en los diferentes supuestos, por lo que cuando hay anuncios de medidas similares por parte de las autoridades monetarias, los mercados pueden reaccionar de forma diferente en función de las circunstancias.
En la situación actual, ¿hasta donde llegarán los bancos centrales y qué tienen descontado los mercados?
Vuelve el interés por las primas de riesgo en Europa
En la actualidad los bancos centrales más relevantes, el BCE y la Reserva Federal, han adoptado un tono más hawkish, con motivo de las importantes altas de inflación que se están desarrollando en sus economías, habiendo previsto una senda de alzas en los tipos de interés y de recortes de estímulos y de inyección de dinero en la economía.
En los últimos días se han producido dos reuniones del Banco Central Europeo, la primera el pasado 9 de junio, donde la autoridad monetaria publicitó sus decisiones de política monetaria, con un plan de subidas de tipos de interés y de reducción de estímulos, a lo que el mercado reaccionó, poniendo en precio esas expectativas de política monetaria, produciéndose una caída tanto en el precio de los bonos como en el de las acciones, e incrementando las primas de riesgo de la deuda de los países periféricos de la Unión Europea frente al bono alemán.
Después de esta última reunión del BCE, parece que el mercado está descontando el nuevo escenario de política monetaria expuesto por la entidad. Sobre lo que siempre existe incertidumbre es hasta qué punto y hasta qué niveles llegará la institución monetaria y hasta dónde se encuentra descontado por el mercado. Cualquier variación en cuanto a la implementación de dicha política monetaria traerá efectos positivos o negativos, y a través del seguimiento de los datos diarios de todo tipo, el mercado trata de poner en precio esas expectativas.
Como consecuencia de esa reacción del mercado ante esa primera reunión, el BCE ha tenido que reunirse de forma urgente, el miércoles 15 de junio, para tratar de mitigar las consecuencias de su política sobre las primas de riesgo, dejando claro su compromiso con el apoyo a la deuda periférica y para preparar un mecanismo antifragmentación, ya que una vez que el BCE deje de actuar en los mercados de bonos de gobierno, las primas de riesgo se elevan y el mercado ha vuelto a poner el foco en las mismas, empeorando las condiciones de financiación de los países periféricos.
Y ante todo esto, ¿cómo actuar en renta variable?
Existen multitud de formas de acercarse al mercado, pero en el caso de los fondos de renta variable de Beka Asset Management, nuestra visión es la de ver la renta variable cómo un activo excepcionalmente rentable en el largo plazo.
Desde Beka AM no tratamos de predecir los movimientos del mercado en el corto plazo, creemos que tratar de adivinar los movimientos en el corto plazo es algo difícil de sostener en el tiempo, por que buscamos inversiones en las que nos encontremos cómodos y que nos reporten rentabilidad en el largo plazo, tratando de evitar el ruido de mercado, buscando esa rentabilidad que históricamente siempre nos ha aportado la renta variable.
Efectivamente, seguimos y estamos atentos a la actualidad de mercado, pero no actuamos en nuestras carteras en función de indicadores de corto plazo, sino que aplicamos un proceso de inversión en el que nuestra visión vaya más allá.
En la actualidad gestionamos dos fondos de inversión de renta variable, Beka International Select Equities, fondo que invierte principalmente en compañías de calidad en las que permanecer invertidos y que nos reporten rendimientos consistentes a largo plazo, y Beka Optima Global, fondo diversificado de acciones que busca perseguir el crecimiento económico mundial tratando de beneficiarnos del mismo, en el largo plazo.
Fernando Cifuentes
Director. Open-end Funds. Beka Asset Management