La alimentación es clave para la subsistencia del ser humano y, además, existe actualmente una corriente muy extendida basada en ser cada día más conscientes, no solo de disponer de alimentos suficientes para una población mundial en aumento, sino también enfocada en la necesidad de una alimentación saludable y sostenible para el planeta. Sin duda, esto supondrá un reto para la agricultura.
Por un lado, el crecimiento de la población mundial impacta directamente en las necesidades del sector, ya que actualmente somos casi 8 billones de personas, un 21% más que en 2005, y se espera que alcancemos los 10 billones de personas en 2050.
Por otro lado, se observa también un incremento del poder adquisitivo en regiones como China o India que, unido a esa mayor preocupación por la calidad de la alimentación, está llevando al sector agrícola hacia un proceso de cambio importante.
Adicionalmente, el sector agrícola tenía ya la propia necesidad de reconversión hacia una agricultura más eficiente, con economías de escala, que permitan al agricultor ser más resistente a los ciclos económicos y que pueda adaptarse a los retos que comentamos.
Para hacer frente a estos retos, la agricultura está recibiendo el empuje de la innovación, tanto en términos de tratamientos de las tierras más eficientes, como son los nuevos fertilizantes, como de la propia tecnología a la hora de generar plantas más resistentes a las plagas y a las inclemencias climáticas, y a su vez más eficaces que las tradicionales. Esta innovación persigue, además, modelos de cultivo menos erosionadores, que permiten una mayor cosecha a la vez que optimizan el uso de recursos escasos como el agua, lo cual es también una apuesta por un modelo agronómico enfocado en la sostenibilidad.
El contexto económico actual, con una inflación desbocada, si bien no es deseable en términos generales, constituye una oportunidad para que los agricultores se beneficien del aumento de precios de los alimentos, siempre y cuando sean capaces de reconvertirse y de integrar la tecnología y los nuevos modelos productivos en sus campos.
Justo hace un año lanzamos el Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund FCR, un fondo que nació con el objetivo de poner al alcance de los inversores una temática hasta ahora desconocida para el inversor español y más popular en EE. UU., como la inversión en agricultura. Porque, ¿quién no querría anticiparse y ser el primero en invertir en las tendencias que van a definir la sociedad del futuro?
El primer fondo de capital riesgo de agricultura sostenible cumple 1 año
Exactamente el 1 de septiembre de 2021 echó a andar el Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund, FCR, cumpliéndose el primer gran hito de un proyecto cuya gesta se inició en 2020, durante el estallido de la pandemia.
Gracias a la convicción, trabajo y persistencia de los equipos de Beka Asset Management y Bolschare, y al incondicional apoyo de los inversores, fue hace 12 meses cuando el proyecto dejó de ser tal para convertirse en una realidad. A todos ellos, equipo e inversores, les estamos inmensamente agradecidos.
Desde entonces, y bajo un escenario tremendamente complejo para el fundraising, marcado por las caídas en las bolsas mundiales y una inflación desbocada, nuestro querido fondo ha conseguido convencer a más de 75 partícipes, aunando así una base inversora sólida y diversificada, en la que los inversores institucionales ostentan casi la mitad del peso, y con una presencia muy representativa de bancas privadas.
La entrada en escena de la inflación ha marcado sin duda el sentimiento inversor general durante este año y ha afectado de manera negativa al devenir global de la mayoría de los activos financieros. Bajo este contexto, el Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund (FCR) ha conseguido construir una cartera de aproximadamente 2.000 hectáreas de cultivos de olivar y almendro en España y Portugal.
El hecho de que casi un 60% de dicha extensión esté ya en producción, previsiblemente, va a permitir que el fondo se beneficie del notable incremento en los precios del aceite de oliva, superando ampliamente las expectativas planteadas inicialmente por el equipo en su plan de negocio, y haciendo del Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund (FCR) un instrumento muy útil para combatir la inflación y para lograr una descorrelación. Todo ello, apostando por un modelo agronómico enfocado en la sostenibilidad que ha llevado a nuestro fondo a ser el primer FCR adscrito al Artículo 9 bajo los estándares SFDR.
Para 2023, desde el equipo Beka & Bolschare vamos a mejorar, si cabe, nuestra receta de trabajo, intensidad y cariño hacia Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund (FCR), con el objetivo de que cuando tengamos que hacer esta retrospectiva, el segundo año haya sido positivamente más vertiginoso que el primero.
Parte de esta Tribuna de Opinión se publicó en la revista de Funds People.
Borja de Roda, Socio y Director de Beka Asset Management.
Gonzalo Ortiz de Vigón, Director de Ventas de Beka Asset Management.