Ahorrar de cara a la jubilación es un elemento de planificación financiera que parece que comienza a arraigarse y que debe prevalecer en el seno de la sociedad española, respecto a los riesgos de sostenibilidad del sistema de pensiones público.
Ante esta necesidad de ahorrar para su futuro, muchos inversores se plantean contratar diversos instrumentos de ahorro (planes de pensiones, seguros de ahorro o fondos de inversión) para garantizar su bienestar y no depender únicamente del sistema público.
En los últimos días hemos conocido, cómo se ha vuelto a introducir en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, una reducción en las aportaciones a los planes de pensiones privados, aportaciones que pasaron de 8.000 euros a 2.000 euros para este ejercicio y que todo parece indicar se quedarán en un tope máximo 1.500 euros para el año próximo.
Esta medida se ha tratado de compensar, para aquellos trabajadores que puedan acceder a los mismos, incrementando las aportaciones a planes de pensiones de empleo, eliminando de esta forma la posibilidad a muchos trabajadores de poder utilizar este tipo de vehículos, ya que no todas las compañías cuentan con planes de empleos para sus trabajadores y en especial, las pequeñas y medianas compañías así como los trabajadores autónomos.
En lo concerniente al aspecto de las pensiones públicas, el Gobierno ha planteado una Ley de Reforma de la Seguridad Social, cuyo anteproyecto de Ley de la Reforma se aprobó el pasado mes de agosto y el cual se prevé que entre vigor como nueva Ley en el año 2022, tratando de mejorar la sostenibilidad del mismo.
Ante este escenario, muchos inversores comienzan a plantearse alternativas de ahorro a los planes de pensiones privados, dado que su principal ventaja que consistía en la posibilidad de deducir las aportaciones realizadas en el IRPF se reduce a 1.500 euros anuales y existen otros vehículos de ahorro adecuados de cara a ahorrar a la jubilación, como son los fondos de inversión.
Fondos de inversión vs. planes de pensiones: una identidad semejante
Ambos instrumentos financieros permiten invertir nuestros ahorros y confiar los mismos a un gestor profesional, si bien, se tiende a pensar en ellos erróneamente como vehículos muy distintos, lo cierto es que albergan multitud de similitudes.
Una de sus semejanzas radica en que la operativa interna de ambos es la misma, puesto que invierten en activos financieros -principalmente en renta variable y renta fija- para tratar de obtener una rentabilidad para sus partícipes, sin embargo, los fondos de inversión ofrecen un abanico de tipologías mucho mayor y existe un universo mucho más amplio.
Además, ambos instrumentos tienen organismos que supervisan su gestión como son la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el caso de los fondos de inversión y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones en el caso de los fondos y planes de pensiones.
¿Cuáles son las diferencias?
Las diferencias básicas entre un fondo de inversión y un plan de pensiones son las siguientes:
- Horizonte temporal de la inversión – Previsión de necesidades de liquidez. Este es un factor relevante y que hay que tener muy en cuenta, puesto que las aportaciones a un plan de pensiones (que ahora van a ser limitadas a 1.500 euros) no son rescatables en cualquier momento sino solo cuándo se dan determinadas contingencias (jubilación, incapacidad laboral, situaciones de gran dependencia o dependencia severa y fallecimiento), o cuando se requieren supuestos excepcionales de liquidez, como son una enfermedad grave o desempleo de larga duración, como por ejemplo en estos momentos que se permite su disposición para los afectados por la erupción volcánica en La Palma. Además se pueden reembolsar aquellas participaciones en el plan de pensiones con una antigüedad mínima de 10 años.
En cambio, un fondo de inversión se puede vender de forma inmediata recuperando la inversión en cualquier momento (habitualmente con liquidez diaria).
- Importe a invertir. A la hora de elegir el importe, el máximo a invertir en un plan de pensiones es de 2.000 euros anuales (previsiblemente 1.500 € para el año que viene) o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas, debido a la desgravación fiscal que conlleva la inversión en este tipo de productos. Por otro lado, en un fondo de inversión no existe ningún límite a la inversión.
En cuanto a los importes mínimos, dependen de cada fondo y cada plan concreto, por lo que no hay norma general para poder distinguirlos.
- Fiscalidad. Este era el principal motivo por el que decantarse entre un fondo o un plan o una combinación de ambos. Por un lado, un fondo de inversión te permite una mayor flexibilidad y diversidad, pero el motivo por el que es interesante aportar a un plan de pensiones es la existencia de la citada desgravación fiscal sobre las aportaciones anuales.
Respecto a un fondo de inversión, no existe incentivo fiscal el año de aportación, pero la tributación de las ganancias obtenidas se integra dentro de la base imponible del ahorro por el importe de la ganancia obtenida en lugar de tributar al tipo marginal de los rendimientos del trabajo cómo hacen los planes de pensiones.
En la base imponible del ahorro los tipos son del 19% para rendimientos de 0 a 6.000 euros, del 21% para rendimientos entre 6.000 a 50.000 euros y del 23% para rendimientos de 50.000 a 200.000 euros y del 26% de 200.000 euros en adelante.
Un elemento muy importante es el del régimen de traspasos que es muy favorable para los inversores, ya que permite el traspaso de un fondo o plan a otro de cualquier característica sin pasar por el fisco, por lo que a largo plazo nos permitirá obtener un mayor rendimiento a nuestros ahorros apoyándonos en la capitalización compuesta (ver artículo), y en el caso de los fondos de inversión el universo es amplísimo.
Podemos por tanto concluir que, dada la situación demográfica, con una baja tasa de natalidad y un envejecimiento claro de nuestra sociedad, es necesario ahorrar para nuestro futuro ante las amenazas con las que se encuentra nuestro sistema público de pensiones.
Y, a la hora de dar este paso, es conveniente hacerlo de forma periódica, y cuanto más joven mejor, y evitando caer en la tentación del «ya ahorraré más adelante». Es importante también tener una visión a largo plazo y seleccionar la inversión en un tipo de producto u otro, pero que sea la más adecuada de acuerdo a nuestras circunstancias personales.
Para ello Beka Asset Management, cuenta con dos fondos líquidos de inversión de renta variable global dirigidos a cualquier tipo de inversor: el Beka International Select Equities y el Beka Optima Global.
Fernando Cifuentes
Director. Open-end Funds. Beka Asset Management