Tarde o temprano, como padres buscamos las mejores opciones con las que rentabilizar parte de nuestros ahorros que, no solo irán destinados para nuestro futuro, sino para el de nuestros hijos, bien sea para garantizarles su bienestar, o bien para otorgarles la mejor educación.
Sea cual fuere el motivo, la clave está en: planificar con tiempo el ahorro y no solo ahorrar, también invertir.
En general, las cuentas corrientes o los depósitos han sido las alternativas más utilizadas, sin embargo, con los años y ante los diferentes contextos económicos que han sobrevenido, otras fuentes de inversión han cobrado más relevancia dentro de esta gama de productos, como pueden ser los fondos de inversión.
Actualmente, la economía de la Eurozona se ha visto maltrecha, no solo por los recientes acontecimientos, sino por los ocurridos en estos últimos años, como por ejemplo, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, los cuellos de botella de suministros, la guerra entre Rusia y Ucrania y su consecuente crisis energética o la pandemia de la COVID 19 -cuyo hito afectó considerablemente a la economía-, entre otros sucesos.
Ante estas adversidades, las políticas monetarias han tenido que virar su rumbo para hacer frente al desboque de la inflación, lo que ha provocado que algunos inversores decidan retirar su dinero, sin tener en cuenta que su ahorro, y el ahorro que quieran destinar para sus descendientes, pierde y perderá valor dada la situación inflacionista existente.
Por ejemplo, con un 10% de inflación anual estás perdiendo ese 10% anualmente de tu capacidad adquisitiva y de tus ahorros, y si como inversor decides no hacer nada, se están depreciando un 10% anualmente de forma real, aunque nominalmente no nos los parezca.
No obstante, aquellos inversores que han decidido continuar invirtiendo o que, simplemente, han decido dar el paso en invertir pese a la tormenta, han confiado en el poder que confiere el largo plazo a la hora de hacer trabajar su patrimonio y el de sus descendientes.
Si bien, toda inversión conlleva un cierto riesgo, el tiempo sigue siendo el mejor aliado, en concreto el horizonte temporal del largo plazo.
Otra de las razones por las que confiar en el largo plazo es el poder del interés compuesto, que incide directamente en nuestras inversiones.
Básicamente, la capitalización compuesta consiste en obtener rentabilidad sobre rentabilidades anteriores, esto es, intereses sobre intereses. Aplicado a lo largo de los años, con la capitalización compuesta podremos obtener rentabilidades muy superiores sobre la inversión inicial que, comparado con la capitalización simple, donde se cobran los intereses de forma periódica, no se acumulan en la inversión.
Fondos de inversión, un instrumento que considerar
Los inversores que hayan decidido invertir en renta variable en el largo plazo para conseguir rentabilizar su futuro y el de los suyos, tienen como alternativa los fondos de inversión tradicionales líquidos, un instrumento a través del cual se pueden conseguir buenos resultados en bolsa, a cambio de mantener en el tiempo la filosofía de inversión, la estrategia y la convicción en momentos complicados de volatilidad y/o incertidumbre, como ocurre en el presente.
Una tarea que puede tornarse difícil de sobrellevar si se permite que las emociones dirijan las decisiones financieras. Un ejemplo que respalda este argumento es que, por ejemplo, de los últimos 42 años, 32 años han sido positivos en bolsa, es decir, un 76% de los años.
A la hora de invertir en fondos de inversión, es sumamente importante mantener una estrategia en la que te sientas cómodo con las compañías que vas a comprar o con la gestora y el equipo en el que deposites tu confianza.
Desde Beka Asset Management, contamos con dos estrategias innovadoras con dos filosofías diferentes. Dos fondos de inversión líquidos indicados para sacarle una rentabilidad a nuestros ahorros si tenemos la vista puesta en el largo plazo y que, en momentos de volatilidad como el actual, puedan constituir un buen momento de entrada. Se trata de: Beka International Select Equities, FI, y Beka Optima Global, FI.
El primero, un fondo de gestión activa, se basa en la selección de valores a muy largo plazo y compañías de calidad. Principalmente, su cartera está compuesta por compañías con una posición de liderazgo en su sector y que operan en industrias que poseen tasas de crecimiento por encima de la media. Por otro lado, el Beka Optima Global, FI, se basa en la gestión activa y gestión pasiva, y se basa en la inversión en ETFs, que replican las principales bolsas del mundo, ponderando cada zona geográfica en función de su aportación al PIB mundial.
Equipo de Comunicación Beka Finance.