Financiación alternativa en España vs. EEUU
España es un país altamente bancarizado y con un sector bancario altamente eficiente y, por ende, la financiación bancaria ocupa un papel predominante, cercano al 80% de la financiación al tejido empresarial. En EE.UU., sucede exactamente lo contrario y, aproximadamente el 80% de lo que se financia a empresas en este país no se hace a través de los bancos, sino mediante otro tipo de instrumentos. En Europa se empieza a notar ese cambio de tendencia y, no solo en Reino Unido, sino también en países como Francia y Alemania, donde las cuotas de financiación alternativa empiezan a ocupar un espacio mucho más significativo que en España.
La realidad es que los bancos cada vez son más restrictivos en materia de financiación, debido, entre otros factores, a la concentración de entidades financieras, a la presión del capital, a un supervisor cada vez más exigente y una regulación limitante. Además, casos como los que están sucediendo en EE. UU. con la “banca regional”, no hace sino dar la razón al Banco Central Europeo en su afán por endurecer la regulación y la supervisión. Como consecuencia, los bancos están dejando más hueco cada vez en el mercado para la deuda alternativa, que complementa la tradicional financiación bancaria y aporta soluciones eficaces de financiación a las empresas españolas en un entorno de creciente escasez de alternativas por parte de las entidades bancarias.
Ventajas de la financiación alternativa
Dentro del término financiación alternativa se incluye todo lo que no sea financiación bancaria: desde los bonos que emiten las grandes empresas que tienen acceso a los mercados de capitales, hasta pagarés en el MARF (mercado alternativo) o el direct lending ofrecido por fondos de deuda privada.
La financiación alternativa aporta un valor diferencial a las empresas, por su flexibilidad, agilidad, y capacidad de adaptar el calendario de amortización de la deuda a las necesidades reales del negocio y la generación de caja de las compañías. Facilita a las empresas un “traje a medida” en cuanto a periodos de carencia, estructuras de amortización creciente o garantías. Esto hace que el coste de la deuda alternativa sea normalmente superior al de la financiación tradicional, pero en numerosas ocasiones las empresas consideran que aporta un valor equivalente al equity, pero con una exigencia de retorno y condicionantes mucho menores.
La financiación alternativa complementa la oferta bancaria, y llega donde ésta no puede llegar, entre otros factores, porque los bancos cada vez tienen menor capacidad de poder dedicar los recursos necesarios para entender en profundidad una compañía o para poder financiar en base a su capacidad de generar flujos. A los bancos les cuesta mucho poder hacer operaciones con estructuras que se salgan de las habituales, dado que en muchos casos utilizan procesos automáticos de decisión de crédito.
Sin duda, la financiación alternativa es el complemento ideal para cubrir las necesidades de financiación, sobre todo a largo plazo, ofreciendo soluciones adecuadas y a la medida de las empresas allí donde las entidades financieras no pueden llegar.
Artículo de opinión publicado en El Periódico de España