El segundo mes del año en curso, además de regalarnos un día extra, ha traído bastante bonanza y estabilidad a los mercados de deuda. Parece que se disipan las posibilidades de bajadas de tipos de interés inmediatas por parte de los bancos centrales, y que la cuantía de estas, cuando ocurran, será menor de lo que se esperaba a finales de 2023. Los mercados de deuda parecen adscritos a una sola melodía y esa melodía, por ahora es, la de las nuevas emisiones. Si enero se suele inaugurar con todos los emisores supranacionales y aquellos soberanos más premium, febrero poco a poco cede su paso a aquellos emisores de calidad crediticia algo menor, así como a los financieros de todo tipo.
Estabilidad y optimismo: la tónica de febrero en los mercados de deuda
Estos segundos emisores aprovechan estos primeros compases del año para emitir instrumentos de ‘bank capital’ en cualquiera de sus formas para ir adaptando los balances a las necesidades del momento y a los requisitos de ratios de capital. Agencias y soberanos han proseguido apuntalando sus curvas y en España algunas comunidades autónomas empiezan a hacer ‘los deberes’ y emiten instrumentos de deuda que debido a la bonanza reciente, salen a niveles muy cercanos a la deuda soberana. El apetito por estos últimos no es ya el de otras épocas, pues la escasa prima sobre los bonos soberanos incentiva menos la iliquidez de estos. La aun relativamente alta posición de los tipos de interés, y de los rendimientos de la deuda, mantiene muchas valoraciones por debajo del 100% y limita por tanto la trasmisibilidad de una parte muy importante del universo de los activos de renta fija. Tanto es así que los flujos de ‘real money’ en los mercados secundarios siguen sin ser voluminosos salvo por los muchos ‘profit takers’ y ‘flippers’ que quieren cristalizar la prima a la que salen algunos bonos en primario.
Perspectivas globales: de EE.UU. a Asia y Europa
Febrero ha sido un mes de consolidación, de transición y de bonanza. Los índices de crédito marcan los niveles más bajos en años, tras una contracción significativa en el mes vencido. La pausa temporal de los bancos centrales abre una ventana a emisores e inversores y el estancamiento en los conflictos bélicos y la ausencia de grandes titulares han creado un ambiente de cierto optimismo, de actividad alta y de confianza.
Desde EE. UU. llegan noticias esperanzadoras y buenas, aunque la FED no logra ‘enfriar del todo’ la economía americana que sigue dando unas muestras de fortaleza enormes y aleja el fantasma de la recesión definitivamente. Asia sin embargo se mueve entre la euforia que vive el país nipón con máximos bursátiles históricos. Y el poco crecimiento y estancamiento en China cuya economía crece a tasas muy bajas y cuyo sector inmobiliario se haya inmerso en una crisis sin precedentes. El bajo consumo y el enorme descenso en exportaciones apuntalan esta preocupación. En Europa el crecimiento económico va acompañado de una subida salarial generalizada. Todo ello pese a que los datos de producción industrial, de consumo y de exportaciones se resienten en algunas economías. El discurso de reforzarse en el ámbito militar empieza a calar con fuerza en Europa tanto por las declaraciones de Trump sobre la OTAN, como por la amenaza in crescendo que supone la Rusia de Putin.
Mirada al futuro: ¿Qué esperar en marzo?
Se dan muchos buenos factores para que marzo sea también un mes de bonanza y de consolidación a pesar del ‘Sell Off’ que se ha visto en referencias soberanas y que a nuestro juicio obedece en gran medida a dos factores:
- Lo distante que empiezan a estar las bajadas de tipos de interés.
- El buen momento que atraviesan las bolsas.
Veremos mas reposicionamientos de parte de los inversores y solo el tiempo dirá como los capeamos… ¡Buen mes de marzo!