Es el sobrecoste que un país tiene que pagar a los inversores por financiarse, en comparación con el interés de otros, en concreto con el tipo que Alemania paga por sus bonos (Bund) a 10 años, plazo comúnmente tomado como referencia. Esta sería la definición más precisa y sencilla a la hora de explicar qué es la prima de riesgo o riesgo país.
Un concepto de gran relevancia para los países y su economía, que resonó en los telediarios de los hogares a partir de la GFC del 2008, sobre todo, a finales de julio del 2012, cuando la prima de riesgo española alcanzó su pico más alto, marcando un “cotización” al cierre de 643 puntos. Siendo este uno de los niveles más preocupantes dentro de la crisis de deuda periférica vivida.
Una década más tarde, este indicador vuelve a formar parte de la actualidad financiera después de las últimas decisiones tomadas por parte del Banco Central Europeo (BCE), en las que anticipó una la doble alza de tipos de interés -21 de julio (0,25%) y septiembre-, coincidiendo con el fin a las compras masivas de deuda pública realizadas en los últimos años.
Por esta última razón, el inicio del mes de junio no solo ha marcado la subida de las primas de riesgo en España -cerca de los 140 puntos-, sino que distintos países del sur de Europa, como Portugal -entorno a los 140 puntos-, Italia -alcanzando los 250 puntos- o Grecia -rozando los 300 puntos-, también se han visto afectados, además debido al anuncio final del BCE de lanzar un próximo mecanismo que evite desfragmentar la eurozona.
Profundizando sobre su repercusión en los inversores
La prima de riesgo es una herramienta que no solo se ve plasmada en los medios de comunicación, sino que, previamente, es empleada por la mano política o de expertos financieros.
Cada vez que este dato económico varía significativamente, no solo afecta a los países al incrementar su coste de financiación, sino también a sus inversores, sobre todo a aquellos que invierten en bonos del estado u otros activos relacionados con estos, ya que el precio de dichos activos cae.
Incidiendo en este último punto, es importante tener en cuenta que la prima de riesgo está íntimamente relacionada con el déficit público de un país (no confundir con la variable de deuda pública) y el endeudamiento de este. Por este motivo, cuanto mayor sea el déficit público -el país tiene más gastos que ingresos-, más elevada será la prima de riesgo o existen más probabilidades de que se pueda aumentar.
Aparentemente, para que esta disminuya, será necesario llevar a cabo recortes presupuestarios estatales, bien sea subiendo los impuestos, reduciendo los gastos públicos o implementando políticas que incrementen la productividad de un país, entre otras acciones relativas a las políticas fiscales y financieras. No obstante, si estas medidas no cubren las pérdidas recurrentes en las que se va sumergiendo un país, el Estado acudirá a herramientas de financiación, como es la emisión de deuda pública o deuda soberana por medio de Letras del Tesoro, Bonos del Tesoro y Obligaciones.
Es aquí donde entra de nuevo en el juego la prima de riesgo. Cuando los inversores prestan dinero* a través de estos medios, estos solicitan recibir una sobre-tasa a cambio. Por lo que, si la salud financiera del país que lo solicita no es robusta, el inversor requerirá de unos intereses más elevados.
En definitiva, a la hora de simplificar la esencia de este dato económico, la prima de riesgo es un indicador que mide el grado de solidez de la economía de un país y el grado de confianza de sus inversores.
Cómo se calcula y cómo se interpreta
A la hora de plasmar el cálculo de la prima de riesgo, la fórmula para ello sería restar el interés de los bonos del país al calcular la prima, menos el interés de los bonos de Alemania, multiplicado por 100.
Prima de riesgo= (Interés bonos del país – Interés bonos Alemania) *100
Como hemos comentado anteriormente, cuánto más alto sea el resultado adquirido a través de esta fórmula, más alto será el riesgo del país. Según los expertos, a la hora de interpretar el resultado adquirido (expresado en puntos básicos), y basándonos en datos del 2017, la prima de riesgo se considerará que está dentro de la “normalidad”, si esta se sitúa entre los 86 puntos básicos, para el caso español, con máximos de 160 y mínimos de 60.